CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 4: MÁS SOBRE MÍ, UNA SEMILLA ESTELAR O PERSONA REAL EN LA TIERRA.
Mi contexto familiar terrestre.
Nací hace cincuenta y siete años terrestres como humana en la Tierra en el seno de una familia de comerciantes zamoranos, salidos de una de las zonas más hermosas, pero al mismo tiempo más rural, montañosa y desprotegida de Castilla/León, emigrados a Madrid con el propósito de prosperar materialmente. Soy la pequeña de cinco hermanos, mucho más mayores que yo pues mi madre me tuvo tardíamente a sus cuarenta y un años, y fui su séptimo parto, los dos últimos anteriores a mí fallidos: un bebé que murió a los pocos días o semanas de nacer y otro que llegó a término en la barriga de mi madre pero que nació muerto, tras el parto también.
Desde que recuerdo tener uso de razón, mis primeros recuerdos son a partir de los ocho o nueve años, me recuerdo diferente a mi familia terrestre -como un “zigoto equivocado”, decía yo entonces bromeando, o medio en broma pero medio en serio también, lo digo muchas veces yo ahora-, hasta el punto que, en verdad, nunca me sentí parte de ellos realmente pese a querer serlo por encima de todo. Para mí era muy importante tener una familia. Pero crecí incomprendida y abstraída en mi mundo, siempre enfrascada en alguna lectura sobre el Más Allá, buscando respuestas y amor desesperadamente fuera, ya que en casa no podían satisfacerme en ninguno de los dos puntos. Ahora sé que muchas familias son sólo genéticas y de acuerdos sociales forzados, pero no tienen nada en común, por diferir muchísimo en las frecuencias, de ahí su lucha constante.
Las broncas en casa eran continuas, sobre todo entre mi padre y mi madre que discutían muy a menudo gritándose. Pareciera un escenario preparado donde las altas frecuencias de sentirse feliz, protegido, y en amor y paz brillaran a propósito por su ausencia; y las bajas frecuencias de miedo o enfermedad, que te hacen sentir triste o enojado son las dominantes. Vivir en aquella casa era un drama constante, en el que yo siempre estaba involucrada de una manera u otra. De hecho, al ser la pequeña, era la única persona que normalmente estaba, además de ellos dos, viviendo bajo su mismo techo. Casi me crié como hija única, a la que este ambiente hostil que describo arrastraba, o me sentía arrastrar, a una frecuencia o una realidad densa y desagradable, muy diferente a la que yo traía y necesitaba, y no podía hacer nada para evitarlo. Mi frecuencia siempre estaba castigada y mermada por esa situación que me rodeaba, y mi punto de vista y actitud en ese momento eran lógicamente de víctima, sin ningún poder más que el de la rebeldía y las ganas eufóricas de querer cambiar al mundo. Ahora sé que no se puede cambiar a las personas ni tampoco forzarlas a vivir nuestra realidad, además esas personas están ahí porque tú las manifestastes para aprender algo valioso de ellas, seguramente para hacerte más fuerte o más feliz. En mi caso para aprender a afrontar las dificultades, y aprender a seguir siendo quién soy a pesar de todo. Y, para ello, aprender bien a protegerme por mí misma, yo sola. No fue un camino cómodo o fácil, coincidente con eventos negativos de enfermedades en casa y personas que te hacen daño, terrible y desolador cuando niña, pero que, viéndolo en retrospectiva, me ayudó a ser quién ahora soy, más fuerte y resilente, libre y soberana. Ésto en referencia a mis padres, aunque pudiera decirse que con el resto de la familia, y las familias que quise yo formar, traía yo “lecciones” parecidas.
En cuanto a mis hermanos, éstos eran mayores y los recuerdo ausentes. Habían volado del nido familiar, cada uno por sus propias razones, y seguramente también por el propio ambiente familiar insoportable que allí se respiraba. Así es como crecimos todos, cada uno por su lado y con claras discrepancias que nos llevaron a ser una familia muy desapegada. O, lo que es lo mismo desde mi punto de vista entonces -¡Y ahora con muchas más razones aún!- , una no verdadera familia. Hasta el punto que sólo nos veíamos en ocasiones extraordinarias y muy puntuales. Ocasiones, por cierto, en las que siempre fui objeto de crítica, ridiculización y desprestigio por ser como soy, por querer ver
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y pensar fuera de la caja, por mirar más allá de la Matrix. Mis entes o espíritus, mis fenómenos paranormales, mis ideas metafísicas, la energía universal, las canalizaciones… etc., es decir, todo lo que en realidad me interesaba desde niña, en resumen, la espiritualidad que me caracterizaba, eran siempre el punto de sus burlas. Desprestigio, ridiculización y ataque, siempre afrenta y escarnio, mofa, pitorreo, guasa, menosprecio, ofensa y humillación. Vamos...¡Muy poco aprecio!. Al menos, manifestado. Y esto siempre ha removido reactivándome para mal mis emociones y, ahora sé, también mis sombras. Me entristecía, me enfadaba con ellos e incluso lograban que mis pensamientos negativos se revertieran hacía mí haciéndome sentir que no valía lo suficiente, que no era quien o como se supone que yo debería ser, consiguiendo con ello bajar mi frecuencia pues no estaban ahí simplemente para molestarme, estaban, esas circunstancias, especialmente diseñadas para mí, para evitarme estar en mi alta frecuencia y así desencadenar reacciones. Reacciones para un aprendizaje, aprender a que no te afecte, a no ceder tu poder ante circunstancias externas a ti, a cambiar el enfoque en el cual te estás moviendo para llegar a un punto en el que eso ya no acomete en tu estado de ánimo, mirar dentro y desarrollar una cadena de pensamientos mucho más positiva y constructiva que ya no te haga compatible con dicho escenario y termines accionando bien y liberándote de él.
Esto aquí descrito ha sido, a grandes trazos -que posiblemente desmenuce a lo largo de este escrito a medida que surja, según el tema a tratar-, el contexto familiar vivido, recordado así desde siempre y reconocido ahora, entendido plenamente, como de mi propia creación. Por el contraste. Lo bueno es que el mismo poder que las hizo, a esas circunstancias y personas, venir a mí o ser creadas por mí, las puede hacer desaparecer y ese poder lo tengo yo, y solamente yo. Ahora tengo claro que el objetivo de todo esto, y te lo digo gracias a lo aprendido, es que tú como yo seas capaz de mantener siempre de forma vigilante tu felicidad y una alta frecuencia -¡la que como Semilla Estelar traes de forma natural contigo y la Matrix tiende a nivelar o neutralizar con sus artificios siempre!-, sean cuales sean las circunstancias de forma que éstas nunca vuelvan a hacerte infeliz. Permitirte ser como eres y permitirle a los otros ser como son, incluso permitirles no aceptarte o no tolerarte, y permítete fallar. Lo importante no es el resultado, sino tu intención y tu honor, tú mismo. Porque, al fin y al cabo, todos somos uno, todos ellos son tú también. Debes tratarlos con respeto, porque de ti se trata, son diferentes perspectivas de un mismo asunto, todas válidas pero no todas convenientes, por lo que tú eliges qué perspectiva es la mejor para ti, y por tanto también para ellos en consecuencia.
Por esto que acabo de explicarte, que todos ellos, mis hermanos, son yo también, elijo sin rencor y con mucho amor e integración concentrarme ahora en lo que me hace feliz y apoya mi crecimiento personal claramente, para no estar en ese para mí perjudicial rango de vibración (ellos siempre estarán ahí como una fotografía fija en el Éter formando su propia burbuja de frecuencia, simplemente siendo para que otras personas, si lo necesitan y en el momento que su vibración se alinee, puedan aprender lo que yo ya he aprendido gracias a ellos; que es, entre otras cosas, que estuvieron ahí para yo poder superar lo que creía era una limitación y ahora así ser capaz de seguir avanzando, pero tomando otro sendero). Por lo que ya los desconecto de mi vida sin consecuencias. Pues no los ignoro, son partes de mí que integro, usando esos aspectos de mí misma que no me tratan bien, que me desmerecen o deprecian (como mis hermanos, u otras personas que también he dejado apartadas en el camino, por el mismo motivo) como ejemplos válidos y experimentados de por qué no quiero eso en mi vida. Y porque he recordado también que provengo de un “pasado” o fondo diferente, y que la compañía de estas personas ya no sirve a mi expansión, que es lo que como Katra solamente deseo -y ¡estos sí son los verdaderos sueños, ya te digo!, haciendo aquí referencia y un guiño al título de mi primer escrito, ‘Siguiendo Mis Sueños’, por si no te habías dado cuenta-. Mis hermanos no me reflejan en absoluto ya, ahora no hay concordancia frecuencial, por lo que me retiro de sus vidas, con gratitud y perdón, y me muevo hacia donde hay una mejor
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coincidencia de frecuencia-consciencia, más allá de la “Matrix 3d” que ellos bien representan y donde, durante mucho tiempo, demasiado diría yo, yo también estuve atrapada creyendo ciegamente en ella y en ellos. Ahora no.
Ahora sé, como Semilla Estelar y persona real que ha despertado de la Matrix, que sólo las personas que son relevantes para nosotros existen en nuestro mundo. El resto no. Aquí es donde entran en juego las personas irreales, aquellas que nunca podrán despertarse. ¡Y que son irreales para ti porque no son relevantes para ti o para tu vida!. Pero ésto, los irreales versus los reales y más, es un tema que quiero tocar a parte, en los siguientes capítulos, precisamente por la importancia enorme que tiene la Matrix artificial impuesta, y su capacidad de encegar o adormecer a la población real humana inmersa en la Tierra en estos momentos.
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Nada más por hoy. (SIGUIENTE entrada: clica aquí)
Con Amor y, sobre todo y más allá del Amor ahora, con Integración,
Ann
(Creado el 6 de Junio del 2024)-...
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